El Centro de Estudios Montañeses pidió una semblanza de tía Matilde. Tuve que abandonar momentáneamente el siglo diecinueve y sus barcos salitreros o llenos de culíes, reclutas “sirviendo en Cuba”, el frustrado ferrocarril Meridiano y mis espíritus con sombreros de copa, levitas y modales de encanto.
Como si mi computadora y mi mente fueran una máquina del tiempo, salté al siglo veinte a releer todo el material que tengo guardado de tía Matilde. Ella estuvo a mi lado mientras yo intentaba escribirla sin incluir magia, dragones ni almas que se achicharran como el palito de un fósforo cuando la vida estalla. Me acompañó no porque yo sea su sobrina nieta, sino porque sabe que lo mío no es juzgarla, criticarla ni alabarla como sucede con tanta frecuencia en esta vida incomprensible. Lo mío es comprenderla.
Matilde de la Torre vivió. No todo el que respira está viviendo.
Gracias, Centro de Estudios Montañeses. Gracias, Fernando de Vierna por incluir en el prólogo a nuestros espíritus valientes. Vamos a resucitarlos hasta oírlos cantar.
La semblanza se lee en:
Úrsula Álvarez Gutiérrez
Santander, 14 de marzo 2021
Imagen de Domingo Gutiérrez Cueto: Aquellos Días. Cantabria a través de Ángel Mediavilla y otros fotógrafos de su tiempo (1890-1936). De Ángel San José Mediavilla y Mario Crespo López. Edición: Cantabria en Imagen. Facilitado por el Archivo Digital de José Ramón Saiz Viadero.