Cuando cumplí una semana en Cantabria escribí esto:
En el hogar de los míos el acento es distinto, algunas palabras también y sin embargo, es mío... Hoy de pie frente al Cantábrico, mar de mi bisabuelo y de su hermano Fernando, mis rulos se encendieron enloquecidos y ondearon por fin como banderas multicolores de tirabuzón. He vuelto al hogar en el nombre de Sixto.
Hoy Pimienta y yo cumplimos diez meses de haber salido del Perú. Pasamos el primer mes y medio perdiéndonos en las calles de Santander. Después estuvimos encerradas casi tres meses, el confinamiento me dejó un poco idiota más o menos un mes más, luego pasé un tiempo como un pollo sin cabeza intentando recuperar el perdido sin éxito. Ya me serené y recuperé el ritmo de mi investigación. Hace tres semanas, justo cuando decidí comenzar a recorrer Cantabria de pueblito en pueblito, prohibieron salir del municipio y ésta vez, es tío Domingo quien me salva. Domingo Gutiérrez Cueto vivió. Él es mi espíritu favorito y vaya que tiene competencia. Era un hombre genial, con una sensibilidad que ha de haber dolido mucho. Los escritos de tío Domingo están llenos de ternura e ironía. Ironía y no sarcasmo, el sarcasmo ataca, la ironía hace pensar. El sarcasmo es golpe bruto que gusta al vulgo, la ironía no. “Uno de los periodistas de mayores dotes intelectuales de su tiempo”, lo describe un autor. Una maravilla, digo yo. “Distante”, también dicen al describirlo. Puro instinto de conservación, digo yo.
Pocas cosas hay menos recomendables que vivir una crisis mundial en un lugar en el que eres el distinto. El del acento distinto, el de la perspectiva opuesta, el de la realidad diferente*. El mejor lugar para estar en un despelote es el propio, porque cada quien conoce a sus locos, cada país tiene sus códigos y sólo sus habitantes los conocen. Y sin embargo, heme aquí, de pie, abollada pero de pie. Distinta y distante, en la multitud. Parecida y cercana, en el mundo de Sixto. En una tierra que no es mía y que si lo es.
La semana que pasó fue peruanísima. Traición a un traidor, objetivos inmundos disfrazados de lucha anticorrupción, si no fuera mi país sería para morirse de la risa. Al final, una generación por la que ningún peruano apostaba, se levantó. Marchó y marchó y lograron que el payaso que se había disfrazado de presidente, renunciara. Costó dos muertos. Dos chicos que tuvieron una valentía que nadie sospechó. Mis exalumnos son la generación que se ha puesto de pie para estupefacción de sus mayores. No dábamos ni medio por ellos, lo digo yo, que he sido su profesora. Al Perú cuesta entenderlo. Un país cuyo norte se inunda casi cada verano y cuyo sur tiembla casi cada semana. El Perú lo ha vivido todo. Revoluciones en la época de mis abuelos, golpes militares, esperanza y caída, hiperinflación, terrorismo, dictadura de un chino japonés que envileció todo hasta límites nunca vistos, esperanza, desilusión, terremotos, maremotos, esperanza, porrazo, chusma en el poder, corrupción, angustia y desesperación. Y sin embargo, ahí está, nuevamente de pie, mi país. Es una calma tensa pero calma al fin. Nuestros chicos han tumbado a un payaso marchando en paz. Con saqueadores infiltrados, claro, como todas las marchas en el mundo. Ahora dicen por ahí que los venezolanos quieren que vayan los jóvenes peruanos a tumbar a Maduro. Y eso nos enorgullece un montón aunque no cantamos victoria. Los peruanos sabemos que apenas creemos que hemos ganado, perdemos. En todo caso, creo que nuestros chicos han demostrado que el Perú sigue valiendo un Perú y que la esperanza es peruana. Que así sea.
En diez meses ha cambiado todo, salvo el mal. Las cosas que tío Domingo, el anticlerical, aclaraba hace más de un siglo, siguen necesitando aclaración, como por ejemplo, que matar sacerdotes o quemar iglesias no es bueno… la paciencia que ha de haberle requerido soltar esas frases.
En diez meses ha cambiado todo, salvo el bien. Bendita sea la inteligencia, el deseo de saber, la sonrisa, la ternura y el abrazo aunque ilegal.
Cuántas cosas más veremos en este año veinte veinte revelador. Este año inmensamente feliz y horriblemente triste.
Úrsula Álvarez Gutiérrez
Santander, 22 de noviembre del 2020
“No soy raro, ni extraño. No estoy fuera de lugar, ni loco. Simplemente mi realidad es diferente a la tuya”. Gato de Cheshire en Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll.
Foto de portada: Pintura de mi prima Concha de la Serna. http://conchadelaserna.com/quien-soy/
En los siguientes enlaces se puede leer escritos de Domingo Gutiérrez Cueto. (Cantabria, 1870 - 1921) Abogado, periodista, escritor, Republicano Reformista.
Hemos tenido de todo. Gracias a Dios por el amor.
Increible que ya hayan sido 10 meses. Este año ha sido una irrealidad. Hemos sufrido de todo, pandemia, desempleo, protestas, saqueos, crisis politica, desastres naturales y mas pero tambien Patriotismo, civismo, unidad familiar, amor por el projimo y sobre todo humildad.
Sigue escribiendo Ursulita para todos nosotros que te seguimos y que leerte nos levanta el espiritu.