Escribí estos párrafos antes de que mi tía Camila partiera, imaginando cómo se abrirían sus ojazos de oro al leer lo que en cualquier otro lugar del mundo cualquier otra persona podría leer acerca de ella. La imaginé emocionada, ay corazón, diciendo, mientras el cualquiera en cualquier lugar del mundo fracasaba en el intento de hacerse una idea aproximada del fabuloso ejemplar de mujer que tuve el privilegio de conocer desde que nací. Hoy, veintiocho de febrero, la Revista Meer publicó lo que ella debió leer, quizá sea un regalo de cumpleaños a nuestra Divina Providencia, Concha Cueto de Gutiérrez, quien sólo cumplía un año cada cuatro, bisiesta mujer estupenda, nuestra Divina Providencia, no bisiesta pero más que bisiesta su bisnieta Camila Gutiérrez Usseglio.
Hace falta, la tía Camila. Prosaicas y aterrizadas andamos, sus mujeres, huérfanas de magia y de sustancia. Estreno la vitrina que ella me legó porque se la pedí cuando regresé de Santander, tía Cami, cuando estires la pata, ¿esa vitrina puede ser para mí? Si mamacita. ¡Un testigo!, pedí. La semana pasada, la vitrina se convirtió en librero porque tengo más libros que vajilla. La limpié y la enceré hablándole, porque mi tía Camila me enseñó que las cosas están vivas, hola, vitrina, bienvenida a tu casa, acompáñanos a vivir a Doña Fernanda y a mí, soy sobrina de la mujer mágica que te eligió, ahora serás un librero, la vitrina entendió y mis libros están tan elegantes que parecen limoges.
Una mariposa blanca me acompañó a todo sitio, hasta a la playa, durante un mes después de la muerte de la tía Camila. Aparecía de la nada y me rodeaba, ¿eres tú, no tía Cami?, le preguntaba hasta que desaparecía.
Hace falta, la más bella de las bellas, en este lugar al que nunca perteneció. Imaginarla junto a nuestros espíritus fantásticos me hace feliz. Los muertos están vivos, me lo enseñó ella y es verdad.
Feliz no cumpleaños, tatarabuela Divina Providencia, ahora tu bisnieta más fabulosa está a tu lado, enorgullécete, tatarabuela.
Úrsula Álvarez Gutiérrez
Lima, 28 de febrero 2025
Escrito publicado en Meer hoy:
Comments